River Traun (Germany)  

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by Luis Villas Tomé    

Después de haber realizado diez viajes de pesca a Austria, y haberme preguntado en otras tantas ocasiones cómo sería la pesca a mosca en Alemania, me decidí, por fin, a conocer las aguas privadas de pesca pertenecientes a Rudi Heger en la zona de Baviera, a poco más de una hora al este de Munich. En esta ocasión hicimos un combinado Alemania-Austria que resulta una interesante opción para un viaje de ocho días de pesca, todo ello con un presupuesto bastante ajustado. El viaje se realizó a mediados de septiembre de 2015. El Rote Traun es un afluente del Traun cuya desembocadura al mismo delimita los tramos del Weisse Traun y Hochberg. Situado a escasos cinco minutos de Siegsdorf, acusaba el estiaje. Tiene una anchura media de 8 metros, alternando breves corrientes con zonas remansadas y orillas frondosas. Tiene muchos peces, la mayoría arco iris. Sacamos entre los tres alrededor de 80 truchas, algunas pequeñas, pero bastantes de entre 400 gr y el kilo. Se cebaron a ratos, aunque la mayor parte de las capturas las hicimos con pequeños perdigones. Fue un día entretenido en el que aún divirtiéndonos, no nos podíamos quitar de la cabeza la imagen de las truchas bajo el puente frente al hotel. Sería nuestro destino del siguiente día.


Obviamente, desayunamos temprano y bajamos directos al puente. Como imaginábamos, aún con muchísimas truchas, no iba a ser fácil. En todas las zonas urbanas de los diferentes tramos del Traun, las truchas están acostumbradas a que la gente se asome y…les tire pan.


Así lo constatamos cuando a los pocos minutos de estar pescando bajo el puente, alguien desde lo alto les empezó a tirar trozos de pan. Truchas? No, pirañas. Impresionante. Como es de suponer, está prohibido tanto cebar con pan como las imitaciones de miga de pan, así como los streamers.


Una vez se calmó la postura y a base de probar una y otra imitación, íbamos sacando muy buenas truchas, unas con imitaciones de hormigas aladas, otras con grandes ninfas y con San Juanes.


Una vez se calmó la postura y a base de probar una y otra imitación, íbamos sacando muy buenas truchas, unas con imitaciones de hormigas aladas, otras con grandes ninfas y con San Juanes. Nos dividimos el tramo y yo me fui aguas abajo mientras que mis compañeros pescaron del puente aguas arriba. Un poco más abajo había una pasarela y bajo ella, a la vista, una docena de truchas, todas de más de tres cuartos de kilo, la mayor, una común que sin duda llegaría a los cinco kilos. Me bajé y lo intenté con todo, pero no había manera. Al pronto, el río empezó a subir de caudal y se enturbió un poco, con lo que con ninfa saqué sin moverme media docena de truchas, todas arco iris increíblemente batalladoras. Caminando aguas abajo por el carril bici que discurre junto al río, cada vez que veía una postura atractiva me bajaba a pescarla, y siempre caía alguna.


Me subí al límite superior del tramo y en una tabla de poca profundidad debajo de la desembocadura de un río de aguas muy limpias había un auténtico festival de cebas. Al menos cincuenta peces se cebaban continuamente. Saqué no menos de dos docenas, casi todas comunes, aunque la mitad de ellas tenían un palmo escaso. La mayor, una espléndida común de alrededor del kilo, me partió después de un carrerón aguas arriba y un espectacular salto.


Unos cientos de metros más abajo, mis compañeros habían disfrutado de lo lindo pescando sobre todo a seca truchas de media y buena talla, varias de ellas de hasta dos kilos. Fue un día de pesca fantástico. Nos retiramos antes de anochecer y celebramos el día con una típica cena bávara regada con abundante y deliciosa cerveza.


DEUSCHE TRAUN “Hochberg” 4 km. Mis compañeros se quedaron en la mitad superior, mientras que yo me bajé hasta el final del tramo. En la mitad del tramo había una presa, y bajo ella el río llevaba sensiblemente menos agua. Me preguntaba mientras bajaba por el carril bici si me había equivocado…pero no. Había poca agua, pero la suficiente.


El río estaba lleno de peces, y aunque con la seca costaba levantarlos, las San Juanes seguían mostrándose las más productivas. En dos kilómetros saqué cincuenta truchas, la mayoría iris, al menos una docena de entre el medio kilo y el kilo. Muy, muy divertido.


Al llegar a la presa, justo debajo de ella, me encontré media docena de truchas de más de medio kilo cebándose continuamente. Una hora después y tras haber cambiado de imitación una docena de veces, tan sólo conseguí sacar tres peces, todos ellos con pequeñas emergentes de CDC.


Una vez encima de la presa, mis compañeros se encontraban unos cientos de metros más arriba, al comienzo de una inmensa tabla. Se cebaban continuamente, aunque para desgracia nuestra se mostraban muy selectivas y comían moscas pitillo. Alrededor mío tenía al menos tres docenas de truchas cebándose, y tras mil lances tan sólo conseguí sacar una docena más. Otro gran día de pesca.


DEUSCHE TRAUN “Traunstein” 2’1 km Muy escaso de caudal en la parte superior del tramo, tenía zonas preciosas, y para variar, muchísimas truchas. Este tramo nos dio la mayor captura del viaje, y probablemente la mayor de la vida de Pepón, el afortunado que la sacó.


En tramo discurre paralelo a la localidad de Traunstein, y tiene dos puentes, auténticos “puntos calientes” del tramo con unas truchas enormes. Estando cerca del puente superior, Juanjo me llamó por el talkie y me dijo que si estaba cerca de él que me acercara a ayudarle a sacar una trucha. Llevaba más de media hora con ella y apenas podía moverla.


Cuando llegué donde él, doy fe de que parecía que tenía clavada una piedra. Apenas la acercaba un par de metros, salía como un misil, unas veces aguas arriba, otras aguas abajo, dando acrobáticos saltos. Espectacular tratándose de una trucha más cerca de los cuatro kilos que de los tres. Llegamos a juntarnos los tres en esta postura, y en ocasiones sacamos truchas simultáneamente.


Al final nos bajamos a la postura del segundo puente, y allí tuvimos el privilegio de, desde arriba del puente, desde donde le “cantábamos” a Pepón la situación de las mayores truchas, ver cómo una gigantesca trucha arco iris, que tenía más de salmón que de trucha, engullía un gran tricóptero de pelo de ciervo que, ya escamado por otras menores que le habían partido, estaba atado a un bajo del 20.


La trucha se descolgó más de cincuenta metros mientras Juanjo y yo bajábamos para ayudar. Juanjo, sacadera en mano, yo intentando tapar los huecos por los que quería escabullirse el colosal pez. Tras dura batalla, Juanjo consiguió a duras penas meterla en la sacadera, y aunque al salirse casi medio cuerpo de ella consiguió volver al agua, conseguimos volver a meterla en la sacadera. No teníamos metro ni peso, pero los tres coincidimos en que medía alrededor de 80 cm y pesaba más de 6 kg. Bestial.


DEUSCHE TRAUN “Tradicional” 3,1 km El último día pescamos el tramo denominado “Tradicional”, a mi gusto el más bonito, especialmente a finales de Septiembre, cuando con el viento caían contínuamente hojas multicolores al río. Posturas preciosas, de postal, y aunque con muchísimas truchas, algunas muy grandes, no tiene tantos bacalaos como los tramos de los días precedentes. La verdad es que el tramo tiene varias planchas en las que un pescador puede quedarse todo el día, tentando a pez visto muchísimas truchas, que aunque no facilonas, dan mucho juego. Los ratos que se cebaban, en ocasiones eran desesperantes, ya que tanto truchas como tímalos miraban con lupa nuestra imitaciones y obligaban a una presentación exquisita con moscas muy concretas. lo mismo había peces que te obligaban a poner emergentes del 22, que hormigas aladas o un tricóptero del 12.


Entre los tres sacamos alrededor de cien truchas, además de algunas docenas de truchinas que sacamos con perdigones. Es extraño, pero la mayor parte de las truchas que sacamos con perdigones eran pequeñas. Al menos una docena y media de las truchas pesaban entre tres cuartos de kilo y dos kilos. Yo perdí una de unos tres kilos pescando una rasera de poca profundidad con la ninfa que nos dió la mayor parte de las grandes capturas, la San Juan. Es extraño, pero en la tienda de Rudi Heger, donde había cientos de moscas y ninfas para comprar, no tenían ninguna San Juan. No quiero ni pensar qué es lo que puede ser un día de primavera con el río con más caudal, una gran eclosión de efémeras y estos peces cebándose con fruición. El paraíso.


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